lunes, 16 de junio de 2014

El pulpo

En el anterior Mundial de fútbol, había un pulpo que predecía los resultados de los partidos. En este no sé si habrá pulpo o si se habrán sacado de la manga algún otro animal para llenar las horas que los medios de comunicación dedican a aborregar al personal, que suelen ser casi todas. No solamente con el fútbol sino con otros espectáculos todavía peores. Estuve hace unos días en la Feria del Libro de Madrid y vi cómo delante de la caseta donde firmaba Belén Esteban había una cola considerable y en la que firmaba Carlos García Gual, por poner un ejemplo, no había nadie. Pero de eso hablaré en otra columna. A lo que iba, el fútbol. El pasado lunes hice de pulpo y deseé que a España Holanda le metiera diez goles. Fueron cinco como cinco soles y podían haber sido diez, según me contaron, porque,  como ya les anuncié, no pienso ver ningún partido de la Selección. Ni uno. También deseé que en el segundo partido, que se juega el miércoles, Chile le meta a La Roja una docena de tantos. Si acierto en la misma proporción que contra Holanda, serán seis goles como seis soles. Sería un bonito regalo para Felipe y Letizia en el día más importante de su vida: la Selección vuelve a casa y el país se ahorra 700.000 euros por jugador. Tal vez les haga pensar a los monarcas que si los reyes del fútbol han caído tan pronto, a ellos les puede pasar lo mismo.  No sé si Nostradamus habló de esto en alguna de sus  profecías. Los republicanos nos alegraríamos mucho de que los reyes abdicaran y que el ciudadanos Felipe y la ciudadana Letizia  se presentaran a las elecciones para presidente o presidenta de España, en concurrencia con otros candidatos y candidatas.
  Me alegraré mucho también si la cotización, o como se diga en el mundo del fútbol, de los jugadores de la selección española (con minúscula) cae en picado. Y que a Casillas, el capitán y unos de los negociadores de los más de 700.000 euros por jugador, no lo quiera ni el Teruel; que Piqué  tenga que ganarse el cuscurro, de ahora en adelante,  vendiendo cacahuetes y refrescos en los conciertos de Shakira. Así aprenderán a tener más sensibilidad con los ciudadanos del país cuyos colores dicen defender.

Evaristo Torres Olivas

jueves, 12 de junio de 2014

VISITAS

TENGO VISITAS HASTA EL DOMINGO. LA PRÓXIMA COLUMNA, EL LUNES

miércoles, 11 de junio de 2014

HACIA LA III REPUBLICA ESPAÑOLA

Enviado al Diario de Teruel

El pasado día 7 de junio, escribe don Vicente Guillén una tribuna en este diario con el título de Tras la abdicación del Rey. Lo hace como secretario general del PSOE en Teruel y como diputado en el Congreso. Para justificar que él votará afirmativamente la ley orgánica de la abdicación del rey Juan Carlos que permitirá que de forma automática le suceda su hijo Felipe, don Vicente recurre a todo tipo de argucias para tranquilizar su conciencia. Hace poco más de  un mes, el 1º de mayo, en los Pozos de Caudé, don Vicente, junto a Velasco, Mayte Pérez, Arrufat y otros muchos socialistas del PSOE de Teruel, cantaban La Internacional y gritaban vivas a la República. Lo sé porque yo estaba allí y leí el manifiesto escrito por José María Martínez. Proclamarse republicano y votar a la monarquía no tiene mucha lógica. Como no la tiene confesarse vegetariano y atiborrarse de cochinillo.

 Emplea don Vicente un recurso muy censurable: hacer hablar a los muertos. Esgrime las palabras de Carrillo o de Gómez Llorente de hace más de treinta y cinco años para justificar comportamientos de hoy. Y todavía peor, utiliza los nombres y la memoria de sus paisanos fundadores del PSOE en Cedrillas, para hacerles decir que le comprenden. ¡Ay, si los muertos hablaran!

 Utiliza el señor Guillén un tono despectivo hacia aquellos que piden un referéndum sobre monarquía o república. Herederos del Partido Comunista los llama. También los acusa de “hacer política pequeña para arañar votos al PSOE, buscando que se produzca un sorpasso en la izquierda”. Olvida don Vicente, o tal vez ignore, que la república no es una propuesta de comunistas únicamente; ni de frikis y bolivarianos;  ni siquiera es exclusiva de las  izquierdas. También ignora, o lo que es peor, oculta, que dentro de su partido,  Izquierda Socialista, la misma que fundó Gómez Llorente,  en la Conferencia Política del PSOE de hace ocho meses, fijaba su posición en un documento que titulaba Hacia la III República, en el que, entre otras cosas,  decía: “Apoyar la convocatoria de un referéndum para decidir entre monarquía y república. La plena ciudadanía española exige aplicar el derecho a decidir la forma de Estado bajo el que queremos vivir. El déficit democrático que se arrastra desde los años setenta en los que no se convocó ese necesario referéndum ha de ser superado en la actualidad”.

 Finalmente, me gustaría destacar que Vicente Guillén ha escrito su tribuna cuando Rubalcaba ya se había pronunciado y también Lambán. El escalafón es el escalafón. ¡Qué casualidad, todos dicen lo mismo! Será por lo de quien se mueve, no sale en la foto. Esto me recuerda las palabras de Ignacio Urquizu, un amigo de Vicente Guillén, que escribía hace unos días en El País que los ciudadanos desean que “quienes les representan no confundan sus intereses particulares o de su partido con los intereses del país”. ¿Será ese el caso del diputado Guillén?
Evaristo Torres Olivas
Socio del Ateneo Republicano de Teruel

martes, 10 de junio de 2014

El "preparao"

La palabra más oída en días pasados, desde que Juan Carlos comunicó que dejaba el curro, es que el heredero, Felipe, está muy preparado. ¿Y cuál es esa preparación? Dicen que una licenciatura en Derecho. Sí, con un plan especial, con profesores especiales y con una duración especial: especialmente corta. Lo mismo que su deambular por las academias militares: un año en Zaragoza, otro en la Marina y unos meses con los aviones, y hala,  teniente, capitán, comandante y teniente coronel a toda leche. Y dentro de unos días, capitán general. Por todo el morro y sin ningún esfuerzo. Y un máster en Georgetown. Su expediente académico no se conoce.  Felipe nunca suspendió ninguna asignatura porque nadie tuvo huevos de suspenderle o porque a la realeza el valor y la inteligencia se les suponen, las llevan en los genes y en la sangre azul. Hay miles de de jóvenes mucho mejor preparados que Felipe, con másteres, idiomas, y todo conseguido con esfuerzo, inteligencia y tesón, y sin profesores que no se atrevieran a suspenderles si no daban chapa.¿Y dónde están esos jóvenes? En el exilio en Alemania, Suiza, Argentina o vaya usted a saber. ¿Qué ha hecho Felipe, además de asistir a tomas de posesión de mandatarios sudamericanos, llevar banderas olímpicas, pronunciar discursos que le escriben o aparecer vestido de militar haciendo como que conduce un tanque o que pilota un avión? Nada. Los príncipes y reyes no se mezclan con el pueblo: lo hacen a distancia, con guardaespaldas y barreras protectoras. Y si saludan a un pobre, previamente al pobre lo han lavado para que no huela a miseria; y si visitan a un enfermo, este ha sido desinfectado. La realeza ve una realidad amañada, suavizada, edulcorada.  Como les regalan condecoraciones—Felipe tiene medio centenar—se creen que son doctorados y premios Nobel. Están rodeados de una camarilla de pelotas que les ríen las gracias, que les hacen creer que sus chorradas son genialidades y que mean colonia. Comparado con su padre, Juan Carlos, que no estudió nada, Felipe es un genio: en el país de los reyes ciegos, los príncipes tuertos están  muy preparaos.

Evaristo Torres Olivas

lunes, 9 de junio de 2014

Que les den morcilla

No me entusiasma el fútbol. Nunca he pagado un céntimo por asistir a un partido y las veces, pocas, que he estado en un campo ha sido por invitación o porque era gratis. En casa ni se me ocurre ver el fútbol y en el bar, a veces lo veo por puro contagio de los forofos que se reúnen para ver los partidos. Hasta ahora, si jugaba la selección española quería que ganara y me alegraba de los goles marcados por nuestro equipo. En 2010 estaba de vacaciones de Florencia y casi me parten la cara porque en el bar en el que vi el partido me alegré que ganara España cuando la gran mayoría del personal apoyaba a Holanda.
 A partir de hoy, todo va a cambiar. Quiero que la selección española pierda todos los partidos y que cuanto antes manden a nuestros futbolistas a casa. Quiero que en el primer partido contra Holanda, los del país de los tulipanes nos marquen diez goles. En el segundo partido deseo que perdamos por doce a cero y en el tercero por 15 goles. Quiero que nuestros futbolistas, el entrenador, la federación, la FIFA, la FOFA, la FOFITA y la MILIKITA, todos sean abucheados y ridiculizados por todos los ciudadanos de bien. ¿Motivo? Las primas que van a cobrar esa pandilla de gandules. 720.000 euros si ganan el Mundial. Dicen algunos que nuestra selección es el mejor embajador de la marca España. Y una mierda, respondo yo. En un país que bates todos los récords de paro, con un gobierno que lleva meses recortando la educación, la sanidad, la justicia, una panda de inmorales y sinvergüenzas se suben las primas un 25%. Es,  además, la selección que más va a cobrar, y a muchas distancia de las demás.  Eso sí, para lavar su imagen,  después se harán fotos solidarias con algún niño tontico o enfermico y apoyarán campañas solidarias para esto, para lo otro y para lo de más allá. Si quieren ser solidarios y que vibremos con sus goles, antes de empezar el primer partido, que se reúnan todos y nos informen de que han renunciado al 90 por ciento de su salario en beneficio de los niños que pasan hambre en España. O simplemente que renuncien a sus primas y que la Administración destine el dinero a asistir a la gente necesitada. Si no es así, que les den morcilla.  
Evaristo Torres Olivas
Este niño y yo queremos que Holanda humille a España

viernes, 6 de junio de 2014

Todos hacen lo mismo. O parecido

Hace muchos años, tuve un jefe belga que era un cabrito. Con pintas. Mala persona. Y borrachín. Venía a trabajar a las ocho, se iba al bar, a las once ya estaba pedo y había que llevarlo a su casa a dormir la mona. Era un agarrado de cuidado. Como Francisco Abril, de quien hablaré más adelante. Mi jefe, por no utilizar su coche ni gastarse una peseta (todavía no había euros) en tren o autobús, enviaba al más bajo en el escalafón, a mí, con un coche de la empresa para que  llevara, desde Zaragoza,  a su esposa y a su hija al aeropuerto de Barcelona para coger un vuelo a Bruselas.  Como estaba prohibido utilizar los coches de la empresa para asuntos privados, el muy ladino se inventaba una reunión en Barcelona a la que yo debía asistir. Pero además, la señora y la hija tenían la costumbre de parar en las áreas de servicio de la autopista y atiborrarse de comida sin pagar un duro. Para eso estaba yo. Eran tan amables que siempre me dejaban pagar. Y a la vuelta, cuando yo pasaba la nota de gastos a la empresa, el cenutrio del jefe siempre me decía que tuviera cuidado porque era difícil justificar que una sola persona comiera tanto. Acabó en la calle por chorizo y mala persona.
  Todo esto lo cuento porque el Heraldo de Aragón publicaba una noticia el pasado sábado en la que nos informaba de que el vicepresidente  de la Diputación y alcalde de Alfambra, Francisco Abril, usó su coche oficial para ir a dos acto privados en Madrid. Concretamente, al funeral de un familiar y a un partido de fútbol. Si mi jefe se inventaba lo de una reunión en Madrid, Abril, a quien han pillado, dice que utilizó el coche “como una oficina ambulante”, para realizar gestiones por teléfono y por vía telemática. Lo que quiere decir que va con chófer. Como lo del fútbol es infumable, afirma que se desplazó a Madrid a una reunión con “un alto cargo del Ministerio de Agricultura en busca de financiación para la DPT”. Y ya que estaba allí, “decidió pasar a ver el encuentro”. Para rematar la faena, don Francisco considera “poco objetivo” que se le critique porque “otros cargos públicos hacen un uso parecido de los coches institucionales”.
 En las Administraciones de otros países, o en una empresa privada, por estas cosas los políticos dimiten o los trabajadores que comenten infracciones son sancionados o despedidos. En nuestra querida España, los políticos ni dimiten ni siquiera se les cae la cara de vergüenza. Ahora es Abril con los coches. En la anterior legislatura fue la vicepresidenta del PSOE en la Diputación, Julia Vicente, que alojó a su hijo gratis total en un piso de la Diputación. Y no pasó nada. Doña Julia volvió  a ser diputada. Abril seguirá paseando por Teruel con la cabeza bien alta y tampoco pasará nada. Total, como todos hacen lo mismo. O parecido.

Evaristo Torres Olivas
Hala, amos a Madriz a ver er furbo

jueves, 5 de junio de 2014

El republicanismo monárquico

Con las palabras se puede manipular cuanto se quiera. Así lo hizo el expresidente Zapatero en un programa de televisión. Como los socialistas están estos días hechos un lío con la abdicación de Juan Carlos, intentan,  por medio de todo tipo de argucias,  darnos gato por liebre. Zapatero dice que el “republicanismo puede ser con una forma de gobierno monárquica o con una forma de gobierno de república”. Cita al su filósofo de cabecera Pettit y su republicanismo cívico. En la república de Zapatero cabe la monarquía. Esto no es nada nuevo: ya Franco y los franquistas llamaban a su engendro, a su dictadura, democracia orgánica. Otro de los argumentos que se vienen escuchando estos días es que son mucho más democráticas las monárquicas Suecia y Reino Unido que muchas repúblicas africanas. Claro, pero también  son más democráticas las republicanas Francia y Alemania que todas las monarquías árabes. Una democracia es más democracia cuando se eligen todos sus representantes, desde el alcalde del pueblo más pequeño hasta el jefe del Estado. Los ciudadanos deben poder elegir entre varias opciones aquella que les parezca mejor. Y si se equivocan, pasado un tiempo pueden mandar a su jefe de estado a la porra y poner a otro en su lugar por medio de unas elecciones. Y eso en ninguna monarquía es posible. En las monarquías,  el jefe de estado te puede salir inteligente y capaz o un perfecto gilipollas. Puede ser una persona honrada o un sinvergüenza al que se protege con leyes que impiden que se le procese. Fiarlo todo al azar que puede traer la sangre azul es un riesgo que una sociedad moderna no debería correr. Imaginen por un momento qué sucedería si un rey le diera por cazar osos y elefantes o que sus familiares estuvieran imputados por comportamientos supuestamente poco éticos. Imaginen también qué sucedería si ese mismo rey, que tiene como uno de sus cometidos el de proyectar una buena imagen de la marca España en el mundo, es primo y hermano de otros reyes que reinan en países en los que no se respetan los derechos humanos, no hay democracia y a las mujeres se las ignora, desprecia y lapida. Imaginen también que el rey no rinde cuentas a nadie y no se sabe cuál es su patrimonio, en qué negocios anda metido, cuánto dinero tenía cuando se inició en el cargo y cuánto cuando abdica. No sé si Zapatero, experto en repúblicas monárquicas, tendría una explicación para todas estas dudas. Tampoco sé qué pensaría su abuelo republicano de las tontadas del nieto.

Evaristo Torres Olivas
Si el abuelo levantara la cabeza le iba a dar unas buenas collejas al nieto

miércoles, 4 de junio de 2014

Ideología borrosa y cagar parecido

Afirmaba  estos días el periodista Raúl del Pozo en una tertulia de la tele que el PSOE un siglo es republicano y otro, monárquico y que este le había tocado ser monárquico. Quien haya escuchado a Rubalcaba, a la nueva estrella del PSOE, Susana Díaz, o a otros muchos cargos del aparato del partido, estará de acuerdo con las palabras de del Pozo. Pero incluso nuestros socialistas del aparatillo, que no aparato, de Teruel son firmes defensores de la institución monárquica. Ayer escuché en la SER de Teruel a Isidoro Esteban y a María José Izquierdo poner por las nubes  a Juan Carlos y aplaudir a Camilo Sesto, perdón Felipe VI (pronúnciese sexto y no uve y palote). Dicen de Felipe que es una persona muy preparada, licenciado en Derecho y con un máster en relaciones internacionales. Ni más ni menos que miles de españoles que no encuentran curro ni de reponedor de huevos en Mercadona. Para que luego diga el padre de Felipe, en su perorata de Navidad, que todos somos iguales y que la ley es la misma para todos. Y una mierda como un piano. No hay quien entienda a estos socialistas obreros españoles:  tan pronto se desgañitan cantando La Internacional y agitando la bandera republicana en los Pozos de Caudé,  como se hacen más monárquicos que la madre de Froilán de Todos los Santos. Dicen los que entienden de estas cosas que Rubalcaba es monárquico por sentido de estado. Como también dejaron de ser marxistas por otro sentido y nos hicieron entrar  en la OTAN por un tercer sentido, después de haber dicho que no. Lo del sentido de estado es una forma elegante de hacernos saber que los principios se los pasan por la entrepierna. Al igual que Groucho Marx, tienen muchos principios:   ahora tienen unos, ayer tenían otros y mañana los que se saquen de la manga. Además se da un fenómeno curioso en el PSOE: Izquierda Socialista se apunta a carro de los que piden la república y también las juventudes del PSOE, mientras que en el aparato son casi todos monárquicos. Y es que el PSOE es así: un partido con ideología difusa o borrosa. Utilizando las palabras que leí hace unos días en un artículo de prensa, puede ser que PP y PSOE no sean la misma mierda, pero cagan muy parecido.

Evaristo Torres Olivas

martes, 3 de junio de 2014

Palabricas

A Ignacio Urquizu, el alcañizano profesor de Sociología y dirigente socialista del PSOE, le he dedicado varias columnas de este blog. He hablado mucho sobre él y nunca bien. Cuando se ejercen actividades académicas y se es a la vez dirigente de un partido político, se pierde el rigor y la objetividad y se gana en forofismo y en demagogia. Es el caso de Urquizu y también de Sabio, a quien también le he dedicado una columna hace poco. Los dos son parte de  la savia joven de la Ejecutiva del PSOE de Aragón.
  Pero por una vez, y sin que sira de precedente, estoy de acuerdo con lo que escribe Ignacio Urquizu. El pasado día 29 de mayo, le publicaban en EL País un artículo de opinión en el que comentaba los resultados de las pasadas elecciones. Entre otras cosas decía que “el perfil de los representantes [los políticos] tiene que cambiar en cuatro direcciones. En primer lugar, la ciudadanía demanda políticos que tengan vida más allá de esa actividad y que hayan desarrollado una profesión en algún momento de su vida. En segundo lugar, esperan personas intelectualmente sólidas que puedan defender una idea de país, algo totalmente alejado de los políticos de argumentario. En tercer lugar, no esperan que sus representantes sean próximos, quieren que los políticos sean como ellos. Y finalmente, esperan que quienes les representan no confundan sus intereses particulares o de su partido con los intereses del país”.
  Cuenta otras muchas cosas sensatas. Lástima que todo se quede en palabricas, porque la práctica de su partido, el PSOE, tanto en Teruel, en Aragón, o en España,  está muy alejada de las consideraciones que hace don Ignacio. La nueva estrella emergente del PSOE, Susana Díaz, por ejemplo, ¿qué profesión ha desarrollado aparte de la política? ¿Qué puede hacer más allá de la política? Nada. Marcelino Iglesias, el que fuera nuestro presidente durante tantos años, ¿qué hacía antes y qué puede hacer después? ¿Y Eva Almunia, y su marido Esco, el imputado en el reparto de los quince millones de sobreprecio en Plaza? ¿Y Javier Velasco? ¿Y Larred? ¿Qué solidez intelectual tiene Vicente Guillén? ¿Y Arrufat? ¿Y Eva Almunia, a la que querían hacer presidenta de Aragón? En cuanto a confundir los intereses particulares con los intereses del país, creo que no es necesario extenderse.
  En fin, que estoy de acuerdo, en esta ocasión,  con lo que escribe el señor Urquizu, pero no con lo que hace en su partido. Tal vez, si tan seguro está de sus ideas, antes de contárnoslas en los periódicos, debería ponerlas en práctica en su partido en Alcañiz, en Teruel, en Zaragoza y en Madrid.

Evaristo Torres Olivas
Palabricas