Evaristo Torres Olivas
viernes, 2 de mayo de 2014
En la puta vida
Lo malo de tener unos políticos tan malos en Teruel es que
la pifian un día sí y otro también. Son como el pato de la Patagonia: una
pisada, una cagada. Si todo lo más que han leído es alguna novela de Marcial
Lafuente Estefanía o de Corín Tellado, no se puede esperar que sepan mucho de
constituciones ni otras mandangas que no sirven para nada: ellos están para
figurar, viajar en coche oficial y cobrar. Que el artículo 16.3 de la vigente
constitución dice que ninguna confesión tendrá carácter estatal, se lo pasan
por el forro y la Diputación Provincial de Teruel empieza la celebración de San
Jorge con una misa en una iglesia. Y una hora más tarde, otro acto en otra
iglesia. Y para dejar constancia, foto al canto delante del altar. Peperos,
socialistas y paristas, o como leches se
llamen los discípulos del que muele gordo y clavico del abanico, don José Ángel
Biel. Por parte de la derecha pepera y de la derecha regionalista no debe
extrañarnos su comportamiento: siempre lo han mezclado todo, los negocios, la
política, la religión. El PSOE presume de ser de izquierdas y republicano, aunque
no sea ni lo uno ni lo otro, y aunque tres días más tarde estuvieran sus gerifaltes
en los Pozos de Caudé desgañitándose cantando La Internacional con el puño
levantado. Les da igual, porque tampoco han leído la Constitución republicana
del 31. Es lo bueno que tiene no leer nada y así poder ser republicano por la
mañana y monárquico a la hora de vermú, sin que se planteen problemas de
conciencia. Daba gusto ver a todos nuestros diputados y diputadas, aseados y
trajeados para ir a misa. Lo único bueno de este año es que no se han gastado,
como en otras ocasiones, un pastón en
comida y bebida en El Milagro. Bien que
se lamentaba un conocido mío que me comentaba que otros años se hacían regalos
y se repartían entradas para los toros y sus señorías, o como narices se llamen
los diputados provinciales, se ponían ciegos de cubatas gratis total. De
gañote, de gorra, por todo el morro. Y es que la mayoría de nuestros políticos
turolenses no han vivido mejor en su
puta vida, que diría nuestra vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. ¡Manda
huevos!, que respondería nuestro embajador en el Reino Unido, Federico Trillo-Figueroa y Martínez-Conde (¡rediós!)
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