Estoy muy agradecido a mis lectores. A fin de cuentas, uno escribe para que le lean. Y me encanta que hagan comentarios. A favor o en contra. De eso se trata cuando se escribe una columna de opinión. Como soy creyente practicante de la libertad de expresión, no he censurado ningún comentario que se me ha hecho, por muy duro que fuera. De los cientos que se han enviado al blog, solamente en tres ocasiones he dejado de publicarlos y siempre dando una explicación. No me criticaban a mí sino a otras personas, a tres políticos que no eran precisamente santos de mi devoción. Más que críticas eran insultos o acusaciones de corrupción sin prueba ninguna. Y también le voy a dar una explicación al lector anónimo que me ha enviado el siguiente texto (omito el nombre de la persona): “XXX tiene todos los puntos de sus estudios en el seminario. Tal vez por eso tiene esos dejes que no los puede remediar.Y de sexo, ¡ay si habláramos de sexo! XXX y su problema sexual”. Como yo no soy sexólogo, ni andrólogo, los problemas sexuales de XXX me importan un pito, un huevo o un cojón. Son asunto de XXX y de su médico o veterinario y deben permanecer en el ámbito privado. Salvo que esos problemas le hayan llevado a la comisión de algún delito. Si es así, el autor del comentario, además de identificarse, debería precisar en qué consiste ese delito y aportar pruebas. Imaginemos que yo veo accidentalmente a un cura en la sacristía metiéndole mano a una feligresa o a un feligrés mayores de edad. ¿Qué hago? Pues cerrarles la puerta para que disfruten de su intimidad (tal vez lo casque, omitiendo el nombre de la pareja del cura, pero no porque lo considere delictivo sino porque los curas van presumiendo de castidad). Pero si veo al cura metiéndole mano a un niño, no solamente lo casco sino que lo denuncio públicamente. En el caso de XXX, ni es cura, aunque según el lector estuviera en un seminario, ni tampoco se aportan pruebas de que haya cometido delito alguno que merezca ser denunciado. Quiero terminar pidiéndole al Papa que ordene castrar a los curas enterosexuales (enteros, sin capar) que hayan abusado de menores. Sin anestesia.
Evaristo Torres Olivas
Señal que debería ser obligatoria en las proximidades de iglesias y colegios religiosos
1 comentario:
Evaristo:
¿por qué existe una relación tan íntima de arru fat con el PAR?
Pues esa relación existe desde el anterior Gobierno del PAR/PP o PP/PAR cuando cesaron de su cargo a arru fat y le querían mandar a la oficina delegada de Alcañiz. El ambiente entre los funcionarios y el susodicho era fatal por sus ca ci ca das y no quería ese destino.
Arru fat movió los hilos necesarios en el PAR para que se quedara en Teruel.
Y desde entonces.....
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