“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 11 de octubre de 2011

Tener mucho morro y no pedir disculpas

Empezó Stéphane Hessel con su ¡Indignaos! Más adelante Federico Mayor Zaragoza con un librito, Delito de silencio. Rosa María Artal también coordinó y escribió otro con el título de Reacciona. A continuación un grupo de economistas franceses sacaron su Manifiesto de economistas aterrados. Seguramente hay otros más. No me parece mal que se escriban estos libros. No se trata de grandes obras fruto de profundas investigaciones. Son una llamada de atención, una denuncia de la corrupción del sistema capitalista, de los abusos del poder, de la degeneración de la democracia. Lo que me parece mal es que los que escriben esos libros intenten sacar tajada y lucrarse con ellos. Federico Mayor Zaragoza al menos tiene la decencia de decir que donará los beneficios de su  librito de 35 páginas que cuesta 3 euros. Pero hay otros que no donan nada a nadie y tanto ellos como las editoriales quieren hacer negocio vendiendo unos libros de pocas páginas a unos precios vergonzosos. Tal es el caso de Florence Noiville que acaba de publicar en Deusto un panfletillo titulado Soy economista y os pido disculpas. Tiene apenas 94 páginas (con letras gordas y muchos espacios blancos) y te sablean diez euros de vellón por la cosa. Madame Noiville es una chica bien que estudió en la elitista escuela de negocios HEC de París, trabajó un tiempo de ejecutiva agresiva en una multinacional y después se pasó al periodismo cultural. En este libro, mal escrito y sin descubrir nada nuevo, nos viene a decir que las escuelas de negocios son muy malas y que han sido la culpables de formar a los ejecutivos y banqueros que nos han llevado a esta crisis. Para eso no se necesita escribir ningún libro ni soplarle a la gente diez euros con engaños: en la faja del libro se dice: “El libro que ha revolucionado el mundo de la empresa y de las escuelas de negocio en Francia. Más de 25.000 ejemplares vendidos tan sólo en las primeras semanas”. Y en el apartado de agradecimientos nos enteramos de que Madame Florence disfrutó del programa “Writers in Residence” del Fonds voor de Letteren de los Países Bajos y también de una estancia en la Casa Internacional para Escritores y Traductores de Ventspils (Letonia). Con toda modestia, obras como esa las puedo escribir yo en dos días y sin salir de Villarquemado. Y cualquiera de ustedes, también. Y para terminar, algo sin mucha importancia: entre la foto de la solapa y la Florence que aparece en las entrevistas de la tele y en los periódicos hay por lo menos quince años de diferencia. O se han invertido quince horas de Photoshop.
Evaristo Torres Olivas

Arriba, la del libro y abajo, la de la tele.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

bueno, en tiempos de crisis existencial aparecen los libros de autoayuda como setas... en tiempos de crisis económica aparecen los de autocabreo. Como si no estuviesemos ya bastante cabreados. Y algunos desde antes de la crisis...
Además muchos de esos libros, artículos, etc, no hacen más que marear la perdiz sin entrar al fondo: El sistema capitalista se va a la mierda por descontrol, avaricia y agotamiento, y de paso se lleva el "estado de bienestar" y la "democracia".
El futuro es de China...(No capitalista, no bienestar, no democracia) Tlabajal, tlabajal, aholal y volvel a tlabajal.
Pero los abuelos ya sabían que no podemos jubilarnos todos a los 45, ser todos "diputaos", tener dos o tres casas...sin incarla.

Vivir del aire todo el país...todos los países...todo el mundo...vivir del aire...burbujas...humo

un optimista

Anónimo dijo...

Por desgracia, demasiada gente se queda en las apariencias y en la verborrea de cualquiera que denuncie lo establecido (que es justo y necesario, es nuestro deber y salvación...), pero la COHERENCIA es vital y debemos procurarla en nosotros y vigilarla en los demás.
Si no, entonces sí estaremos verdaderamente condenados a cometer los mismos errores.