“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 22 de febrero de 2018

Palafox y todos los demás

En una entrevista en Heraldo de Aragón, el historiador Antonio Peiró desmitifica a Palafox, al tío Jorge y a otros “héroes” aragoneses. Nos cuenta algo que se ha repetido mil veces: que la historia la cuentan los vencedores. Y la cuentan a su manera, procurando salir guapos en la foto o en el cuadro de Goya. Entre otras muchas afirmaciones contundentes, Peiró afirma: “Palafox fue expulsando de sus cargos a todos los que podían oponérsele y colocando en ellos a familiares y amigos íntimos, hasta hacerse con todo el poder. También controló la prensa. Y cuando convocó las Cortes de Aragón, falsificó su acta”. No hace falta ser una lumbrera para darse cuenta de que hoy, doscientos años después, las cosas no han cambiando demasiado. En todos los partidos, tanto los “viejunos”, los de la casta y la trama como los de la nueva política, los del 15M, los que quieren romper el candado del régimen del 78, se comportan de idéntica manera: pulirse a los críticos y rodearse de amigos y familiares. Una vez que han alcanzado el poder, ya sea el puesto de secretario general estatal, consejero autonómico o concejal de un pueblo de quinientos habitantes, lo primero que hacen es rodearse de los fieles y echar a los críticos para perpetuarse en el poder e ir ascendiendo peldaños en el partido. A cambio, a los seguidores les tienen que agradecer el apoyo con nombramientos a dedo, subvenciones y otras prebendas que se pagan con dinero público. Y también se pagan con dinero público los retratos que cuestan un huevo (que se lo pregunten a José Bono, que se hizo uno que nos costó 82 000 euros a los españoles, y que, para salir guapo en la pintura, esperó a llenarse la cabeza de implantes capilares, que también cuestan otro huevo y que se costeó con el salario que le pagamos todos). Y por si fuera poco, los políticos, además de cobrar un salario en la mayoría de los casos muy superior al que tenían antes de dedicarse a la política, se las arreglan para que les den premios. Como  Mayte Pérez, consejera de Educación, Cultura y Deporte,  a la que han concedido el Premio Tirwal por contribuir con 18.000 euros de dinero público a la edición de un libro. En su discurso de agradecimiento ha dicho, entra otras sandeces, esto: "Recibo con mucha emoción y en mi ciudad este reconocimiento tan prestigiado”. Pura poesía.

Evaristo Torres Olivas

No hay comentarios: