“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 20 de noviembre de 2017

¿Nos gustan de verdad los toros?

El fanatismo es siempre irracional. El fan recurre a todo tipo de argumentos ilógicos, argucias, manipulaciones, mentiras, generalizaciones, simplificaciones y lo que sea necesario para demostrar que está en lo cierto y los que no comparten sus ideas están sumidos en las profundidades del abismo de la ignorancia. El fanatismo se da en todos los campos, pero es especialmente peligroso en la política, la religión, las “fiesta” de los toros y el fútbol. El fanático, como decía Perich, es un individuo que tiene razón aunque no tenga razón. En la anterior columna, comenté el caso del cura Lezama que se saca de la manga la afirmación tajante de que los animales no sienten dolor porque son irracionales. Otra de sus certezas es que “ni los brutos ni los tontos pueden ser toreros”. Remata su discurso sentenciando que  “ahora hay muchos ignorantes salidos de la Universidad”. Se supone que los tontos son quienes no comparten sus convicciones”. Pero don Luis no es el único fan de los toros que recurre a este tipo de razonamiento. El pasado viernes, don Javier Araco escribía una columna en la contraportada de Diario de Teruel, titulada Olé maño [sic], en la que hacía afirmaciones tan tajantes como las del cura Lezama. Por un lado afirma que en Teruel no se conciben unas fiestas sin toros. “El toro es sagrado y eso no se puede cambiar”, dice. Añade que “la fiesta de los toros es para valientes” y que los pobres aficionados tienen que soportar “los insultos del movimiento antitaurino”. De nuevo, generalizaciones y afirmaciones rotundas sin fundamento. En Teruel se pueden pasar unas excelentes fiestas sin que haya toros. De hecho, son más las personas que no participan en los festejos taurinos que quienes sí lo hacen. Lo de que el toro es sagrado y que no se puede cambiar es otra afirmación gratuita y falsa. En cuanto a que los toros son para valientes es otro topicazo como aquel de que Soberano es cosa de hombres. Es cierto que se han producido insultos de algunos antitaurinos a los taurinos, pero no es menos cierto que algunos defensores de los toros también se han despachado a gusto con los antitaurinos. En todas partes hay energúmenos. Y para concluir, en su artículo don Javier cae en una enorme contradicción: por una parte dice que en Teruel no podemos vivir sin toros y a continuación, ante la falta de público en las plazas turolenses, se hace esta pregunta: “¿Nos gustan de verdad los toros?”.

Evaristo Torres Olivas 

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