“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 6 de noviembre de 2017

Mentiras y mentirosos

La libertad de expresión es uno de los pilares fundamentales de una democracia. Sin libertad de expresión no hay democracia. Pero poder expresarse libremente también exige una responsabilidad, especialmente por parte de los políticos y de los medios de comunicación. Los primeros porque les damos nuestra confianza para representarnos y deberían tener como principal objetivo la honestidad y el rigor; los segundos porque con sus informaciones y opiniones ayudan a los ciudadanos y ciudadanas a elegir a los políticos que les representen. Sin embargo, la realidad es que tanto unos como otros abusan de la libertad de expresión para manipular y falsear los hechos. El resultado: la ciudadanía desconfía de la prensa y de los políticos y la democracia se deteriora. Veamos unos ejemplos recientes, al hilo del conflicto entre Cataluña y España. La intoxicación informativa y de los políticos es un hecho. El periodista Luis Algorri, en la revista Tiempo afirma que el 1 de octubre la policía no se excedió en Barcelona y apunta que “solo cuatro personas de los “ochocientos heridos” (lo pone entre comillas) fueron atendidas en hospitales”. Vicenç Navarro, en un artículo en Público, escribe que “la Policía Nacional,  con su brutalidad, produjo casi 900 personas que necesitaron asistencia sanitaria”. Ochocientos no es lo mismo que novecientos, no excederse no es lo mismo que actuar con brutalidad, cuatro atendidos en hospitales no es lo mismo que novecientos que necesitaron asistencia sanitaria. En el mismo artículo, Navarro acusa al Diario El País de fabricar falsedades sobre Podemos y su supuesto independentismo. Cita un artículo de la periodista Gabriela Cañas en el que esta afirma que Pablo Iglesias gritó “¡Visca Catalunya lliure” en la última Diada. Asegura Navarro que él estuvo en primera fila en esa convocatoria y jura que Iglesias no dijo esa frase sino solamente “Visca Catalunya”. Basta buscar en Internet el discurso (desde el minuto 12 al 13) para comprobar que Pablo Iglesias sí gritó esas palabras. Pero también es cierto que la periodista omite las palabras de Iglesias al final de su intervención (a partir del minutos 23): “Nos gustaría que la nación catalana construyera un proyecto colectivo con el resto de pueblos y naciones de España". Estos ejemplos son solo una mínima parte de la manipulación a la que nos someten los políticos y los medios de comunicación y la razón por la cual la ciudadanía cada vez confía menos en ellos. Una democracia no se construye con propaganda y mentiras.

Evaristo Torres Olivas

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