“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 6 de febrero de 2017

La última cena

Después de la tabarra que dieron en el PP con que Rita Barberá había fallecido por el acoso mediático y político al que la habían sometido, pobrecita, ahora resulta que murió por una cirrosis. Eso al menos es lo que recoge el informe médico de la autopsia. No soy médico ni entiendo de enfermedades hepáticas ni de los tipos de cirrosis ni qué las produce. Todos hemos leído que el abuso del alcohol puede producir cirrosis. Y todos hemos escuchado también rumores de que algunos políticos bebían en exceso. Pero los rumores no son información y no siempre son verdad. De toda esta historia de la lamentable muerte de doña Rita,  lo que más me sorprende no es la manipulación del PP, que de ese partido solo me espero mentiras, engaños y falsedades, sino el comportamiento de la exalcaldesa de Valencia. Entiendo que la cirrosis no es algo que aparece de la noche a la mañana sino que es un proceso que progresa si no se toman medidas. Entiendo también que la senadora Barberá conocía su enfermedad y la gravedad de la misma. De ahí que me resulte incomprensible que la última noche, en su última cena, pidiera una tortilla española y un whisky. Cualquiera sabe que un enfermo de cirrosis no debe beber alcohol o que un enfermo de cáncer de pulmón no debe fumar.  Aunque también puede ocurrir que una persona que sabe que su enfermedad es irreversible considere que,  si ha de morir de todas formas, no tiene mucho sentido privarse de sus placenteras adicciones.  Y una tercera posibilidad, tal vez la más dramática, es que el enfermo sea incapaz por sí solo de controlar sus adicciones y necesite ayuda para no caer en conductas autodestructivas. Que no me extrañe el comportamiento del PP no quiere decir que no me repugne. Afirmar que había muerto de un infarto y que el portavoz parlamentario asegurara  que "nosotros decidimos que había que apartarla porque entendimos que era la única forma de evitarle el linchamiento al que algunos la estaban sometiendo, pero sin embargo al final las hienas siguieron mordiéndola", produce asco y nos hace preguntarnos de qué pasta está hecha esta gente que no tiene escrúpulos de ningún tipo.

Evaristo Torres Olivas 
 No es lo mismo una tortilla al whisky que una tortilla y un whisky

3 comentarios:

Anónimo dijo...

En la mayoría de los casos, los escrúpulos se van perdiendo en función de las posibilidades de llegar a gobernar. Cuando ya llevas tiempo en ello, has perdido casi todos los que pudieras haber tenido.
Y es que, para hacer lo que suelen hacerle a la gente los gobiernos, no caben miramientos ni estómagos delicados... .

José Manuel Pisaverdines dijo...

Muy bueno tu artículo.

José Manuel Pisaverdines dijo...

Muy bueno tu escrito.