Izquierda Unida necesita algo más que echarle un poco de
tres en uno a los engranajes del aparato. El aparato—conjunto de personas que
dirigen el partido—está desgastado, anticuado, es lento, con piezas que no se
han cambiado hace muchos años. En los tiempos de los correos electrónicos
y de los whatsapps, IU se ha quedado en
el telégrafo y el correo a caballo o en burro. Cada vez que se produce una avería,
se tardan meses y hasta años en arreglarla. Hace un par de años se produjo una
avería en una biela, la que mueve el conjunto de la honradez. El agente
causante, la tarjeta negra—black en inglés—no fue detectado a tiempo, y
cuando lo fue, no se eliminó con rapidez. Los responsables del control de
calidad, de nombre Gordo, Pérez y Reneses,
no asumieron ninguna responsabilidad y el asunto sigue sin resolverse.
Los jefes de arriba, el Federal, como lo llaman los de a pie, pinta menos que
Pichorras en Pastriz; vamos, que los
toman por el chichi de la Bernarda. ¿Por qué? Porque se montan una primarias
para elegir a los cabezas de lista en
las elecciones de Madrid y las ganan por
abrumadora mayoría una tal Tania y un tal Mauricio. Unos meses más tarde, Tania
y Maurico están fuera del partido debido a las luchas intestinas entre
facciones. Y lo que diga el Federal, ni puto caso. Los votantes se preguntarán:
si mandaran o mandasen estos mendas, y en lugar de una lista de primarias o de
un dirigente que se funde la pasta con
las tarjetas black, se tratara de
tomar una decisión sobre la gestión de
una red de hospitales públicos, o de hacer frente a un catástrofe, ¿qué diría
y haría el Federal? ¿Se tardarían meses
o años en tomar una decisión? Cuando surge un problema, se analiza, se barajan
alternativas y se toma una decisión. En la actual Izquierda Unida cuando
aparece un problema se deja que se amojame o se acecine. O que se haga cada vez
más gordo: que se ajamone. Todo menos resolverse.
Evaristo Torres Olivas
Si no se es capaz de solucionar los problemas sencillos....
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